Llevo durmiendo 3-4 horas diarias desde el Lunes. El corazón hace días que no obedece a mi cabeza y estoy perdiendo la perspectiva de las cosas. Tengo un hueco. No tengo tiempo pero me da igual. Salgo a la calle. Es de noche. Empieza a lloviznar.
Es la primera vez que salgo sin ruta, sin plan y sin cronómetro. Hoy no se trata de entrenar. Se trata de encontrar respuestas, de buscar un sentido a todo, de encontrar una luz que estos días no aparece...
Mis Supernova Glide arrancan con paso firme. Voy muy ligero, voy fuerte. Pepe ha hecho muy bien su trabajo. Llueve, cada vez más. La rabia comienza a inundarme y aprieto más el ritmo. Me entra flato, aflojo. Una señora me mira con lástima mientras espera al 212 con el solo resguardo de una capucha. No tengo muy claro quien tiene que sentir lástima de quién...
Llego abajo, llego rápido, probablemente unos segundos por encima de 4 min/Km. Empieza la subida. Arrecia la lluvia y aprieto más. Subo firme, subo rápido. A mi derecha el campo ha cedido a la oscuridad cerrada. Corono y llaneo. Voy muy rápido. Empiezo a preguntar a la noche, primero bajito, después en voz alta. Los chalets quedan atrás por mi izquierda, desaparecen rápidos. Ya está. Solo existe negrura, y en el centro el asfalto brillante que me tiene que llevar al sentido, a la luz... Ahora sí, llueve a mares. La camiseta se me ciñe y me pesa. Aprieto hasta el límite de mis piernas, abro los brazos y alzo la cabeza buscando las respuestas. No puedo ir más rápido, no puedo gritar más alto, no puedo soltar más rabia... y las respuestas no llegan... Da igual si no lloviera, tendría la cara igual de empapada...
Quiero seguir, necesito seguir hasta que las respuestas lleguen... sin embargo el ácido láctico comienza a saturar mi organismo. No quiero, pero mi cuerpo dice basta. Aflojo. Me paro. Llueve a mares. Estoy solo. Y así tendré que seguir buscando... regreso a casa, a ritmo de maratón. Me viene a la mente el final de una película especial. Cuando llego hago el gesto de detener el crono... me sonrío al comprobar que no lo llevo y aún así mi dedo ha apretado un botón imaginario...
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